En el marco de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y la Ley Orgánica 10/2022, de garantía integral de la libertad sexual, la violencia de género y la violencia vicaria continúan siendo una realidad preocupante. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades y los cuerpos de seguridad, los crímenes contra las mujeres y los menores siguen ocurriendo con una frecuencia alarmante. En este artículo, exploraremos el papel crucial que podría desempeñar un escolta privado en la protección de las víctimas de violencia de género.
1. Estadísticas preocupantes
Según las estadísticas oficiales publicadas por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, desde el año 2003 se han registrado un total de 1.195 asesinatos de mujeres y 49 asesinatos de menores. Además, se han presentado más de 2 millones de denuncias y se han dictado más de 500 mil órdenes de protección en España. Sin embargo, solo el 25% de las mujeres que denuncian habían puesto denuncia previa y contaban con medidas de protección en el momento de su asesinato.
2. Medidas de protección existentes
Las medidas de protección actualmente vigentes son adoptadas por los jueces de Violencia sobre la Mujer o de Instrucción, con base en la solicitud de la Orden de Protección o la denuncia de la víctima. Estas medidas incluyen asesoramiento, cambio de identidad y domicilio, y en algunos casos, control electrónico mediante dispositivos conectados con el Centro de Control COMETA. También se cuenta con el sistema ATEMPRO para brindar apoyo y asistencia a las mujeres víctimas de violencia de género que no conviven con su agresor.
3. Unidades especializadas y propuestas de mejora
Los cuerpos de seguridad, como la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra, disponen de unidades especializadas en la prevención y lucha contra la violencia de género. Sin embargo, estas medidas no parecen ser suficientes para prevenir y erradicar este grave problema social. El Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer ha propuesto la adopción de nuevas medidas legales y operativas para hacer frente a la violencia de género.
4. Consideraciones y desafíos
La implementación de un escolta privado como parte de las medidas de protección para las víctimas de violencia de género plantea ciertos desafíos y consideraciones que deben abordarse adecuadamente:
– Selección y formación de los escoltas:
Es fundamental establecer criterios claros y rigurosos para la selección y formación del escolta privado. Deben contar con una capacitación adecuada en seguridad, protección personal y enfoque de género, así como en la comprensión de la problemática de la violencia de género.
– Coordinación con los cuerpos de seguridad:
La colaboración estrecha entre los escoltas privados y los cuerpos de seguridad es esencial para garantizar la efectividad de las medidas de protección. Debe establecerse un protocolo claro de comunicación y coordinación para compartir información relevante y actuar de manera conjunta.
– Recursos económicos:
La contratación de escoltas privados supone un coste adicional para el sistema de protección a las víctimas. Es necesario asegurar la asignación de los recursos económicos necesarios para implementar esta medida de manera sostenible y garantizar su continuidad en el tiempo.
– Privacidad y confidencialidad:
Se deben establecer mecanismos adecuados para proteger la privacidad y confidencialidad de las víctimas, evitando cualquier filtración de información que pueda poner en riesgo su seguridad.
– Evaluación y seguimiento:
Es fundamental realizar una evaluación periódica de la efectividad de la presencia de los escoltas privados y su impacto en la protección de las víctimas. Esto permitirá ajustar y mejorar las medidas de protección en función de las necesidades identificadas.
5. Beneficios de un escolta privado en la protección de las víctimas
La inclusión de un escolta privado como parte de las medidas de protección para las víctimas de violencia de género podría tener varios beneficios significativos:
- Mayor protección personal.
- Respuesta rápida y eficiente.
- Acompañamiento en situaciones de riesgo.
- Mayor libertad de movimientos, es decir, posibilidad de salir a la calle, retomar actividades cotidianas y reconstruir su vida sin la constante sensación de peligro.
Es importante tener en cuenta que esta medida debe ser parte de un enfoque integral y multidisciplinario que aborde la problemática de la violencia de género desde diferentes ámbitos. La protección de las víctimas de violencia de género es una responsabilidad compartida entre el Estado, las instituciones y la sociedad en su conjunto. Es fundamental seguir trabajando en la prevención, detección temprana y atención integral de esta problemática, promoviendo una cultura de respeto, igualdad y no violencia.