El uso de agentes encubiertos o infiltrados
La ley ha reconocido el uso del Agente infiltrado y agente provocado como técnicas policiales eficaces para descubrir delitos graves perpetrados por organizaciones criminales. Esta técnica se aplica principalmente en casos de tráfico de estupefacientes, armas, seres humanos y también en delitos de terrorismo. La infiltración de agentes permite obtener información y pruebas que pueden llevar a la detención de los miembros de estas organizaciones y al desmantelamiento de las mismas, lo que puede evitar la comisión de delitos con graves consecuencias para la sociedad.
La figura del agente infiltrado fue introducida en la legislación española por la Ley Orgánica 5/99, aunque anteriormente había sido admitida por la jurisprudencia del Tribunal Supremo en varias sentencias. A nivel internacional, la Convención de la ONU también establece la obligación de los Estados de adoptar medidas para combatir el tráfico ilícito de drogas, lo que incluye el uso de operaciones encubiertas.
Autorizar a un agente como infiltrado
Para autorizar a un agente como infiltrado, se requiere que la investigación esté relacionada con organizaciones criminales que cometan delitos graves. Además, el agente debe ser un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de la Policía Judicial. Un juez o fiscal competente debe otorgar la autorización, y el agente debe operar bajo una identidad supuesta, cuya seguridad es protegida por las autoridades. Además, el agente debe actuar de manera voluntaria y debe comunicar la información obtenida a quienes ordenaron la investigación.
Agente infiltrado VS Agente provocador
Es importante diferenciar al agente infiltrado del agente provocador, ya que este último realiza actuaciones contrarias a derecho al inducir al delito, mientras que el agente encubierto solo constata y recopila pruebas de delitos ya planeados o cometidos. La actuación del agente encubierto no contamina la investigación, y el delito es cometido por los responsables de la organización criminal, no por el propio agente. También se distingue al agente infiltrado de otras figuras como el confidente policial, informador o colaborador policial, y el arrepentido, quienes proporcionan información valiosa para las investigaciones pero desde un enfoque diferente al del agente encubierto.
Adicionalmente, la legislación contempla la figura del agente encubierto informático, que permite realizar investigaciones en canales cerrados de comunicación con el fin de esclarecer delitos relacionados con organizaciones criminales o delitos de terrorismo, así como delitos cometidos a través de sistemas informáticos.
En conclusión, el uso de agentes encubiertos o infiltrados es una herramienta valiosa y reconocida para combatir el crimen organizado y prevenir delitos graves. Siempre que se cumplan los requisitos legales y se establezcan los controles necesarios, esta técnica puede proporcionar información esencial para proteger a la sociedad y mantener la seguridad pública. Sin embargo, es vital mantener una supervisión rigurosa, respetar los derechos fundamentales y actuar con ética y profesionalismo en cada etapa del proceso, para asegurar que la justicia prevalezca sin comprometer los principios democráticos y el Estado de Derecho.